¿Y entonces?

Cierto cinismo en la mirada,
estigmas de dulces y mi lengua,
a prueba de fuego, recorre la roja
alfombra del silencio.


Entre mi lengua y mis ojos,
tres puntos: llagas, orzuelos y ardor.
Recordarte es probar dos veces el mismo
veneno.


Y el vaivén de las lágrimas, el deshielo,
los laureles disecados, la marcha atrás.
Los ensayos de errores cansados y el misterio
de nunca saber en que parte de mi cuerpo
aún siento cosquillas.

Prefiero (algún tiempo atrás de algún tiempo)

¿Cómo se mide la soledad?
¿En instantes, en recuerdos, en miradas sobre el espejo?

¿Cuál es su medida? Si el tiempo que transcurre no importa, y el que se detiene duele aún más.

¿Cómo se siente la soledad? ¿Con aromas, con silencios, con razones?

¿Estar sólo, sentirse sólo o vivir con la soledad?

Prefiero con Soledad antes que sólo.
(Prefiero) el silencio a las razones.
(Prefiero) un instante a un recuerdo.
(Prefiero) aunque duela, la soledad.